¿Quienes somos? No quisiera comenzar esta entrada alejándome demasiado del hilo conductor del blog: nuestro viaje por Asia y quien sabe si por algún otro continente más… Alguien podría objetar, y no sin cierta razón, que empezar tal y como lo he hecho es más propio de un tratado filosófico acerca del ser y la existencia que no de un blog de viajes, como en realidad es el caso…
Ante esta objeción, no tendría más remedio que argüir una buena defensa que me devolviese a la senda con la que empezó todo, de modo que, sin sonar muy grandilocuente – apréciese que nuestro hipotético interlocutor sospecha que quien escribe es más filósofo que bloguero de viajes-, tendría que responder algo del siguiente estilo: Viajar es una de las múltiples caras del conocimiento, y solo a través del conocimiento descubrirás quién eres… Lo cual, suertudamente, comenzaría a hilvanar con el principio, con la pregunta transcendental de todos los tiempos: ¿quién demonios soy?
Definitivamente, nuestro hipotético interlocutor, pese a mi frustrado intento por convencerle de lo contrario, comenzaría a sospechar que algo no va bien, es decir, que soy un chalado o que le estoy tomando el pelo. Pero nada más alejado de la realidad, vamos, que ni lo uno ni lo otro…
Creo que nuestro yo, nuestra identidad, o dicho de forma más concluyente, la persona que somos, se forja a medida que esa tabula rasa de la que hablaba J.Locke se convierte en un sistema de conocimiento. ¿Y si nuestro yo se hallase esparcido por el mundo? Y si aquello que somos, o que creemos ser, solo fuera una proyección microscópica de nuestra auténtica naturaleza? Y si resulta que, como una escultura de la serie “Voyageurs”, de Bruno Catalano, estamos inacabados?
Me planteo todo esto al darme cuenta que, de toparme cada día con la realidad hindú, mis costumbres serían radicalmente opuestas a las que son – soy consciente de que lo que acabo de afirmar es casi perogrullesco, algo que per se intuye pero que hasta que no se vive no puede explicarse-
Al principio me sorprendía que la gente nos pidiese hacerse un selfie con nosotros – incluso llegaron a darnos un bebé para que lo cogiésemos en brazos y hacernos una foto, también me sorprendía que, por allí donde pasáramos nos mirasen sin parar, como si fuéramos animales exóticos de un zoológico, o que eructasen sonoramente durante la comida, o que escupieran a cada rato, o que no usasen papel higiénico, o que la calle la transitaran más vacas, jabalíes y perros que personas (esto en un país que tiene más de mil millones de habitantes), o que constantemente quisieran arañarnos una rupias de más… Todo eso me sorprendía al principio, pero ya no, ya mi forma de ver las cosas - y por tanto de ser- ha cambiado. Supongo que lo que es justo, bueno o adecuado, se erige en la idiosincrasia de cada uno. Strauss, fundador del relativismo cultural, dijo: “Un humanismo bien ordenado no comienza por sí mismo, sino que coloca el mundo delante de la vida, la vida delante del hombre, el respeto por los demás delante del amor propio”
En conclusión, es importante, en la medida de lo posible, no solo viajar, sino también leer, descubrir, confrontarse a diario con algo nuevo, tener curiosidad… porque la curiosidad es el sustento del alma, lo que nos da forma, lo que nos completa.
No sé si habré llegado a convencer a nuestro hipotético lector. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que haya llegado hasta aquí, los arrabales de una reflexión que, para bien o para mal, finaliza…
“No hay tierra extrañas. Quien viaja es el único extraño” (R.L. Stevenson dixit)
![](https://static.wixstatic.com/media/abc5bc_f29c77289b744abca6deea70b114469f~mv2_d_4032_3024_s_4_2.jpg/v1/fill/w_597,h_448,al_c,q_80,enc_auto/abc5bc_f29c77289b744abca6deea70b114469f~mv2_d_4032_3024_s_4_2.jpg)
Linda experiencia
Maravilloso¡¡¡¡!!!!!
Buena e interesante reflexión 😊